La Fuensanta

Los murcianos conocemos con este nombre no solo a la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia, sino a todo el entorno en el que se encuentra su santuario, junto al Parque Regional El Valle y Carrascoy. El monte de la Fuensanta está enclavado en un paraje de altos valores ambientales, paisajísticos y etnográficos. Frecuentado por los murcianos desde hace siglos, se encuentra a pocos kilómetros de la capital, y entre las pedanías de Algezares y Santo Ángel.



En la zona de subida al Santuario, ya sea desde cualquiera de los dos pueblos, nos encontramos con la "finca de la Fuensanta", una serie de terrenos situados en el desnivel que lleva hasta los dos núcleos. Numerosas parcelas de esta zona han sido donadas por murcianos a la Virgen de la Fuensanta a lo largo de los siglos, para contribuir a su devoción y al sostenimiento del santuario, siendo gestionadas por el Cabildo Catedral de la Diócesis de Cartagena, encargado también del templo.

En esta zona del monte, al igual que en varios otros puntos del Parque Regional, se conoce la existencia de cultos sagrados desde las primeras civilizaciones que habitaron la zona, pudiendo destacar el Santuario Ibérico de La Luz, el Martirium de la Alberca o la basílica paleocristiana de Algezares.

En el Santuario Ibérico de la Luz, a apenas un kilómetro de la Fuensanta, y junto al Eremitorio que todavía alberga monjes, se encontró en una excavación una cabeza esculpida que los expertos apuntan a que representa a Deméter, diosa griega de la agricultura. En esta zona se ha construido un moderno centro de visitantes que narra el paso de las distintas civilizaciones por la zona, así como el culto religioso, las tareas de los monjes, y las labores de la seda, tan ligadas a Murcia. El yacimiento arqueológico se ha hecho visitable y se puede acceder hasta la zona superior, contemplando la reconstrucción del muro exterior y la cimentación del templo.

Volviendo a la Fuensanta, desde el siglo XV hay referencias a la existencia de una pequeña ermita en el paraje, junto a un manantial de agua, todavía existente, que dio nombre a esta devoción cristiana. Coincidiendo con las primeras rogativas celebradas al final del siglo XVII, comienzan las obras de reedificación del templo, aumentando su tamaño, teniendo todavía que pasar por varias fases de obras y rehabilitaciones más para llegar hasta la construcción que hoy contemplamos.



A lo largo del XVIII aumentó la devoción a la imagen, llegando a convertirse en Patrona de Murcia, y congregando ahora a miles y miles de "romeros" en los dos traslados que tradicionalmente se realizan de la imagen hasta la ciudad, con sus consiguientes retornos, en primavera y en septiembre. Algunas de estas "romerías" son de las más grandes movilizaciones en número de asistentes que se suceden anualmente en Murcia.

El Santuario que la alberga, gestionado por el Cabildo de la Catedral, dependiente del Obispado, reúne un importante patrimonio artístico, además de la importancia arquitectónica de la construcción. Igualmente, el Cabildo es el encargado de las donaciones que se realizan a la Virgen, como han sido las numerosas fincas de la zona cecidas para contribuir a su mantenimiento, y que forman lo que se conoce como "finca de la Fuensanta", que se extiende por la ladera del monte.

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Estudios del profesor Pedro Antonio Lillo Carpio sobre el Santuario Ibérico de la Luz: